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lunes, marzo 23, 2009

Animal de costumbres.

Quisiera decir tanto, pero en las palabras no encuentro más que reflejos de una verdad traslucida por mis propios ojos. Podría admitir que perdí mi camino o creía estar perdido, entre las grandes corrientes creadas por el hombre y para él.
Somos animales de costumbres y en los días que pasan creó incorrecto definir a toda la humanidad como hombres, porque si su definición significa animal racional ya no es así, la más adecuada y que poco a poco se implantará sigilosa y sin admisión de crearla por nosotros, es hombre animal de costumbres.
No pretendo iluminar a nadie con mis palabras, porque yo también estoy bajo es esperpento cielo negro, que no me deja ver más allá, pero desde niño comencé alumbrar mi espíritu y ahora yo que creía estar perdido me estoy encontrando, trazando un camino inexistente ya que no sé el fin pero tampoco el principió.
Antes de nacer ya estamos muertos, nos cierran en un planeta desconocido, entre gentes de la misma sangre que fomentan lo que creen mejor para nosotros, pero acaso lo creen ellos o todos como un individuo creen lo mismo, todo padre querrá lo mejor para sus hijos, pero cabría decir que es lo mejor, ¿qué es lo mejor para cada uno?
Pues si yo no se responder a esa pregunta para mí, como puedo decir que es lo mejor para mis hijos,como mis padres pueden decidirlo, y si no nos conocemos a nosotros propios como sabremos acaso que es lo mejor. El ser humano y sobretodo el occidental está acostumbrado desde los tiempos clásicos a ver mal y bien, negro y blanco, pero que pasa con los demás matices, que escondemos tras ellos. Podríamos decir entonces que no existe mal absoluto ni bien absoluto, claro que no, en términos generales como estamos acostumbrados a hablar jamás existiran aunque creamos ciegamente en ellos, pero en términos individuales sí que existen y si logramos encontrar los colores, los matices, lograremos ver con mayor nitidez ese mal o ese bien absolutos.
De ese modo sabremos que no hay mayor verdad que la individual, y que de esa forma comenzará la búsqueda y podremos comenzar a vivir, tal y como nacimos dentro del vientre de nuestra madre, antes que nuestra conciencia fuera apagandose ante el monstruo de los grandes mares de la humanidad.

jueves, marzo 12, 2009

El principio de la verdad

El sol había caído en picado, dejando solo a su paso la luz de las estrellas que iluminaban a duras penas partes intermitentes del cielo, mientras la luna grande y blanca se veía tímida ocultándose tras las nubes una y otra vez.
Eran ya las seis de la tarde y el paso al otoño quedaba ya completo con la oscuridad puntual de la noche, el trayecto fue corto y silencioso Ojosnegros no deseo emitir palabra alguna, ni yo lo veía apropiado, como si aquel silencio fuese el último tributo a la vida arrebatada por nuestras propias manos, como si este simple gesto nos honrase y a la vez disculpase de todo mal cometido.
Al llegar vi que el coche de Rafeal estaba aparcado justo enfrente de la puerta principal, pero no hice más caso que una simple observación. Subí los peldaños de la entrada y abrí la puerta, mi piel se alegro al ver el calentor de la casa dandome así un sensación de bienestar idéntica a la sensación que se produce al llegar a el hogar durante los meses de duro frio de blanco paisaje.
En el salón principal la chimenea otorgaba una luz tibia a la vez que natural de un fuego que alimentado por la noble madera calentaba toda la casa, entre estanterías revesantes de viejos libros, ahí Rafael sentado en un gran sillón descansaba y fumando uno de sus habanos pensaba callado con la mirada perdida y tal vez preocupado, al verme cambio el semblante de su rostro.
-¿ Cómo a ido?- Me prenguntó mientras daba una calada tras otra a el gustoso vicio.
-Bien, supongo...- Contesté, y mi mano buscando en uno de los bolsillos encontró el habano guardado y me lo puse en la boca, Don Rafael mirándome denote en su rostro una sonrisa y me invitó a quedarme, sacando de su bolsillo un Zippo y dandome fuego.
-Me alegro.-
¿Quién era el hombre que le acompañaba, a aquel individuo?- Pregunté tal vez fuera una simple curiosidad, pero de nuevo su semblante cambió como si la pregunta no fuera con él, se levantó y se marchó a su habitación o eso me hizo entender al decirme que era tarde para el día que había tenido y que no me andará yo ahora con preguntas y que simplemente me fiara de él.
Yo hice lo mismo, me acomedie de la sala y subí por las escaleras a mi habitación, la ventana del hueco de la escalera estaba cerrada pero no así su persiana que descubría ante mis ojos la luz nocturna un oscuro paisaje, donde dos figuras se movían, vi a Don Rafael acercarse a su coche y sacar unos pocos utensilios mientras Ojosnegros le ayudaba y hablaba con él, a la vez haciendo gestos, supuse que hablaba de la pequeña trifulca, pero no le di más importancia, así como un principió había planeado entre en la habitación y deje que el cantó de Morfeo hiciera su trabajo con mi cuerpo castigado por el frió.
La oscuridad en mis pupilas comenzó de nuevo a dibujar sombras y como flashes las imagenes iban apareciendo primero un rosario con una extraña cruz de madera con aquel signo ''B'', luego el rostro desangrado de Lluís muriéndose en mis brazos y más tarde el cuerpo desnudo de aquella muchacha y un grito extridente que me levantó.
Mi propio sudor había empapado la almohada y decidí ir a lavarme la cara para despejar o tal vez intentar que mi cabeza se liberaase de aquellas terroríficas imagenes, abrí la puerta, todas las luces estaban ya apagadas así que con la poca claridad de la noche decidí caminar entre las sombras de esa manera no molestaría a nadie, al pasar por la habitación contigua a la mía, donde supuestamente dormía Ojosnegros, vi que no había nadie, la verdad es que no sabía que hora era pero me sorprendió no verlo.
Al llegar al cuarto de baño encendi la luz, y abrí el grifo el agua estaba helada por lo visto el viejo termo estaba apagado y al rociarme la cara notifique la heladez del agua dandome una sensación de falsa frescura y frío al mismo tiempo, de nuevo, un grito, creía que aquel siniestro sonido había sido producido por mi propio subconsciente pero ahora lo había oído de nuevo y quizás fuera el cansancio o la realidad de este, salí del baño y baje las escaleras a todo prisa y de nuevo oí el lamentable llanto de un hombre torturado, no, no entendía nada,quizás fuera un gato maullando ya que era similar el ruido de estos en la oscuridad de la noche, pero no era así salí de la casa y seguí aquel ruido venía de la bodega, las ventanas manchadas de bao no dejaban ver lo que dentro sucedía, pero si borrosas figuras, pude distinguir a un hombre sentado en una silla mientras dos hablaban con él, uno de ellos por su fisonomía era Ojosnegros,el otro tal vez fuera Don Rafeal pero no sabría que decir, a pocos metros de mi se encontraba la entrada y el pomo comenzó a girar, rápido debido al temor de ser descubierto me lance sin pensar a unos matorrales y vi como la figura tomaba forma tras la luz nocturna era Ojosnegros que encendía uno de sus cigarrillos y observaba uno y otro lado como vigilando que nadie molestara en tan extraña reunión.
Un ruido a mi alrededor hizo que Ojosnegros se acercase, sus pasos sosegados se acercaban a mí, mientras su mano buscaba a la altura del cinturón lo que parecía ser un arma, pero la suerte estuvo de mí lado y la voz de Don Rafael quejando se por su ausencia hizo que Ojosnegros tuviera que volver dentro de la bodega, mi respiración disparada comenzó a tranquilizarse, las estrellas por primera vez en mi vida brillaban más que la Luna, creía estar obligado a saber que pasaba, pero sabía que si me quedaba ahí hasta que los dos salieran y fueran a sus habitaciones me terminarían encontrando o lo que es peor no encontrándome en mí habitación, así que decidí posponer por un tiempo mi visita a la bodega y volver a mi habitación.
No podía dormir la intranquiladad se había metido en mi sangre como veneno, de repente sentí de nuevo mi yo, aquel que con la rapidez de los sucesos había perdido tras un gran escudo interior de hielo, solo sabía la verdad que mis ojos habían dejado ver, Don Rafael me había salvado la vida, pero no lo veía tan claro, mis acciones durante días y meses no habían sido propias de mi y había alimentado el instinto animal de la supervivencia, pero al darme cuenta mi humanidad volvió a despertar, entonces oí que la puerta deOjosnegros se cerraba. Y comencé a preguntarme como lograr respuestas.