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jueves, marzo 22, 2007

Las tres hermanas parcas: La doncella de la pena.

Caía la noche de abril y Apolo desaparecía entre las montañas. Entonces los seres que habitan la oscuridad aparecieron torturando una vez más mi mente, nací para apreciar aquello que vaga en las sombras y que el ojo enamorado no observa ni prevé. Ella abrirá la puerta, con un suave y helenístico movimiento la doncella de la pena mi gran compañera, capturo mi corazón y ahora ni el más noble de los motivos me rescata de sus labios y sus ojos de llanto. Cada noche recibo su prohibida visita como una amante escondida me acompaña toda la velada, oímos juntos el cantar de las estrellas, a su vez el resto de mortales duermen y a la vez mueren. Al volver el día ella desaparece junto al roció y me deja con la máscara que cubre, el rencor, la pena ,el odio, la envidia, lo oscuro de mi alma.
Saldré como un personaje a escena y cumpliré mi papel, el que Dios creo para mí. No obstante levantare mi mirada al cielo y mis ojos llenaran ríos y mares de saladas aguas en mi interior, porque aun soy aquel niño arrojado de los brazos de su madre, aquel que no desea amar no porque no goce haciéndolo ya que su alma lo evite, sino porque su negro corazón esta envenenado con la sangre maldita de la soledad y el amor no alegrara su faz hasta el final de su camino.
Cuando caiga la pesada cruz de mi carga, desaparecerá así la máscara que tiñe mis ojos blancos en negros ¡y gozare de libertad! rompiendo la cadenas de la prisión de mi espíritu y caminar por siempre libre en aldeas y bosques de tierna inocencia. Entonces ella como una amante despechada arrojara su triste canto como conjuro en mí oído y me evocara así de nuevo a la muerte.

El sueño: La herida del olvido.

Que hablen tus manos, que hablen tus labios y que tu cuerpo sea el testigo de mi amor. No, en verdad miento, solo soy la imagen que tus ojos proyectaron en un cuerpo imperfecto, solo soy polvo, tan solo, soy lo que tu quieres, lo que tú necesitas, no deseo ser más que eso, no necesito más que eso, ser lo que te hace feliz mi amada. Pero las palabras silenciosas y traidoras no osan declarar lo que mí dolida alma lamente callar y me perderé como otra imagen absurda en tus ojos, y ya no existiré. Condenándome al propio infierno, condenando a un amor puro y sincero al olvido y como a un cuadro apreciare la belleza del rostro de la divina dama desde la lejanía y veré proyectado en tus ojos como tu alegría, se vuelve en mí pena y como los sentimientos que no supe expresar sostienen a mí alma en un estado de amor y desgracia, ya que tu alma divina se vera atraída por la de un hombre sencillo.
Necio y loco escritor de palabras sencillas y de complejos sentimientos enclaustrados por mi pensamiento, como una caja de caudales guarda su dinero.
En que se convirtió la lujuria tal vez en locura, tal vez. El castigo es el infierno, el infierno vivir lejos del ser amado, ya no vale nada el tesoro de mí corazón el milagro de mí amor, porque perdí la llave que tú poseías. Hará camino por lo oscuro y el desconcierto me inunda entre pesares y penas no podré alcanzar el cielo que me arrebataron, y las estrellas se reirán a mí paso lento y eterno. Entonces me haré la esencia del pecado en búsqueda de un paraíso adulterado por los sentimientos de la vida.
El relato de mí vida será contado con el fin de los días y donde hubo hueso habrá ceniza, pero mí esencia seguirá vagando por el mundo, en busca de aquella felicidad que no supiste darme. Así, mí lamento será perdurable y aquellos que no conocerán tu historia oirán el lamento provinente del mar, traído por las olas y caracolas.
Este es el testimonio de un hombre, que renuncio al amor para hacerse inmortal y recordar que todo lo bello aun existe en las almas de los hombres y que hay que luchar por ello, antes que la hechizada luna lo haga desaparecer bajo su manto blanco. Recordad que el amor es algo valioso, pero la pena también, porque nos perpetúa al amor.

jueves, marzo 15, 2007

La imagen de la Verdad( Dedicado a De Quincey)

El sol secaba las lágrimas de mis ojos, pues os he perdido. ¿Amor donde te encuentras? Estoy cansado y no se el motivo, quizás me falte el aire de tus besos, los latidos de tu pecho, el roce de tú piel, perdí lo prodigioso de la vida cuando te fuiste. Ahora como una fortaleza en ruinas, terminare del matiz gris frió de la soledad y mis palabras cansadas se encomiendan a Dios, aquel que no existe, solo es un simple consuelo para mi alma.
¿Dónde fueron esos días? Donde la facultad de mi amor regia el tiempo y las horas, que me hiciste para condenarme al vil embrujo de tú inteligencia mujer.
Sigo los pasos de mi infierno y en oscuras estancias te busco amada, pero cual es la necia representación de la esperanza, de encontrarte en algún rincón de este lugar de fuego y ceniza. Tan soez es mi andar por esta vida sin sentido, sin pasión. Prisionero por siempre más al infinito camino de la desdicha.
No encuentro consuelo ni en embriagadora semilla de las drogas, y soy esclavo de ellas como de la mirada eterna del cielo.
Abandonarme al noble fantasma de la muerte, y liberarme del conjuro divino de la mujer, no obstante el infortunado sentimiento de amor emergerá de nuevo por otra doncella, condenándome a vagar por siempre más entre esbozos de una vida mundana.
¿Cuánto tiempo habrá que pasar? Para que entendáis que solo soy una imagen a la cual mi mente no corresponde, que solo soy un vago recuerdo del mundo al cual odio.