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domingo, marzo 30, 2008

El rey y el tirano.

Aullenta la serenata de los hombres o necio fantasma de tibios colores y dejate ver a luz de las velas celestes, dejate ver, entre las soledades de un cementerio frio y un polvo seco. En apariencia como uno más de mis hermanos, en corazón y alma distinto como todos pero como ninguno.
Fui hombre de bien, pero ahora no me reconozco en los burdeles de cristalinas paredes que reflejan la frialdad de un cuerpo mutilado por el fragor de los años y sin pesquisas sobre una vida que relata la no existencia. Ahora busco sumergido en tinieblas el son de una sirena que guie mis pasos cansados y me sumerja en las aguas del latir de una muerte enamorada.
Perdido, perdido, en un mundo que no conozco, que no comprendo, que no siento, asi me siento, en la necedad de los hombres.
Ahora en silencio envuelto entre sabanas entierro a mi rey en mi corazón y todo lo noble que él me otorgaba, atizo las estrellas del firmamento y canto a la oda del tirano, que entre los escollos de un gran palacio a nacido para comandar con mano firme a este fiel siervo, que espera que su noble señor rezucite para curar las heridas de los latigos.

viernes, marzo 28, 2008

Una herida en el corazón.

Escucha la música, entorna tu cuerpo de las voces quemando tiernos sonidos, que ya no narran nada más que un silencio pausado. Pues escucha lo que dicen las palabras y no el significado de esta frase que cansa tus ojos, pues en las noches desvelo una frase que te echa de menos.
Amor de un olor despertino que no me deja dormir en las noches de madrugada desvanecido en sueños despiertos, recordando cuando estabas a mi lado y mi brazo envolvía tu hermosa cintura de niña. Triste pasado que debo olvidar porque yo tal vez te quise, pero esta presente que para ti era un juego más, un vagabundo que estacionaba su deseo en tus mantas.
Desgraciada en tus gestos hiciste que te quisiera con nobleza para luego abandonarme delante de una puerta cerrada, pero tal vez un día bajo el reflejo de tus ojos tristes entiendas que yo te amaba y ahora me has perdido, tal vez conozcas a otro que recompense con un amor y tú con la edad aprendas a querer pero para mí solo fuiste un vano sueño difícil de olvidar, una pesadilla que hirió mi corazón.
Pues difícil es la tarea de cupido, bajo los ojos del ser humano que no entienden a los corazones que aman sin motivo alguno. Escucha pues ya no tengo palabras para ti.
Como dijo el poeta Neruda ''Hoy puedo escribir los versos más tristes'' pero ya te olvide.

sábado, marzo 22, 2008

El Arte de Delfos

Arde, bajo el fuego arrasador las palabras perdidas del principio del arte de la palabra. Perdimos la batalla y todo pasado fue mejor, pero aun resuenan con fuerzas el conjuro de aquellas que no fueron siranas, sino poetas de amor y este es mi tributo a las maestras de la sinfonia del encanto del vocablo.


En el silencio de una habitación muere el artista, cae el telon para tan dramatica vida, envuelto entre humo de tabaco y aliento seco de un mundo que observa impaciente. El artista busca entra los inertes ricones del pensamiento la pureza de su texto que pare como un hijo mal criado y desformado por la manos imperfectas ya que la pureza del material no es viable a la realidad. Somos dioses tal vez, pero dioses pobres que no comprenden el mundo que contemplan pero si el mundo de nuestros sueños.

martes, marzo 11, 2008

Palabras oscuras, del diablo que llevo dentro.

Ser humano que habitas mis adentros porque sigues buscando, sabes que no eres como los demás que si algún día tuviste un Dios lo abandonaste, que el amor se esconde tras palas de tierra, pues debes saber que tus ambiguos sentimientos solo son el reflejo de la persona que fuiste y que el calor de tus amos es el reflejo de una mascara tierna y sincera.

Ellos quisieron y tú me cerraste las puertas durante mucho tiempo, pero ahora que la última lagrima se a desprendido de tu mascara de cartón, que resuene la razón y la frialdad del corazón vació de un hombre que quiso ser normal.
El fin se acerca y la sonrisa del diablo esta más cerca.

Yo he renacido de los fuegos de tus sombras soy inmortal y ahora es mi hora, las necedades de los sentimientos quedaron atrás, como los amores. Yo seré tu guía y tu mi fiel siervo, escucha los llantos de los condenados, observa la piel que alimenta la tierra, tacto la herida de todos los corazones ¿ Y decidme si ellos no se merecen sufrir? lo que tu vives.

miércoles, marzo 05, 2008

Humillación de Dante.

Tierras que arañan de nuevo los pies secos de un caminante sin camino, sin faro que guie las palabras perdidas en el viento que tus odios dejaron pasar, pues digno fue tu engaño y limpios los besos que te dado.
Envuélvete con tus harapos de princesa y marcha donde no alcanza la vista y así espero que las caricias de mi cuerpo no te echen de menos en las noches oscuras, vete falsa Beatriz y no condenes a tu infierno el precioso zafiro que te regalado.
Por fin mis ojos han desvelado el engaño que el divino drama de los infiernos había visionado para mi, pues condenado a la soledad y a la imperfección humana de los errores.
Habéis perdido algo muy valioso, lo peor es que jamás os daréis cuenta, si alguna vez fuisteis un ángel para mi sabed que ahora las ratas tienen más importancia incluso sus heces, que tu simple vida.

martes, marzo 04, 2008

El interrogatorio

La casa en poco tiempo quedo completamente en silencio, y el aire comenzó a turbarse, mi cuerpo adormecido y mis ojos a medio caer, hasta que al final cesaron su luz en la oscuridad.



El llamado sueño eterno tocaba a mi puerta, entonces una extraña sensación me despertó, vi un hombre y note el roce del suelo en movimiento.


Una vez en las escaleras empecé a toser, como si se tratasen de los primeros llantos de vida de un niño recién nacido. Aquel nuevo amigo me agarró del brazo derecho y me ayudo a bajar las escaleras, cuando apenas faltaban tres escalones mi pierna izquierda no reacciono y caímos los dos, solo recuerdo como me dolía el brazo y el tacto con el suelo apenas lo note en el resto del cuerpo, el hombre me volvió a levantar y poco a poco llegamos hasta la puerta abierta, al salir el aire me refresco los pulmones, estaba vivo, gracias él, yo estaba vivo.

Mi cuerpo borracho de gas fue obligado a entrar en un furgón, mi mente vaga en ese momento solo visualizo el color negro de cristales y carrocería. Una vez dentro del furgón note un golpe seco en la nunca.

Al despertar me encontré con la vista cegada por una tela negra, y maniatado de pies y manos en una vieja silla de madera de red. Entonces mis oídos captaron el resquebrajar de una puerta que se habría, con la cabeza cubierta intente mirar, a lo absurdo de mi acción le siguieron una palabras de una voz nueva para mis oídos.


- ¿Ya estas despierto?-. Era una voz seca de hombre joven.

-¿Donde estoy?- Le pregunté.

-Eso no te tiene que preocupar ahora.- Al callar oí romper una cerilla de aquellas cajas de hoteles que solo los acomodados se podían permitir, la ceguera momentánea había agilizado mis oídos o tal vez el miedo y escuche el roce de la cerilla contra la caja y como el fuego se hacia dueño del fósforo, entonces un olor a tabaco se adueño de mi nariz y note como algo de calor se acercaba a la herida de mi brazo izquierdo.

-!Ahh...¡- Grite aquel animal había apagado el brillante fósforo sobrante sobre mi herida de bala.

- Bien, ahora que ya nos conocemos, me gustaría preguntarle un par de cosas. Ya que veo que ha quedado claro quien tiene la sartén por el mando. ¿Lo a entendido?-

-Sí.- Contesté.- Mi cuerpo asumió el nuevo rol de sumisión.

-Vale, ¿dígame su nombre y su procedencia?-

-Me llamo Jericó Galmés Torres, soy propio de Manacor y Eivissa.-

-Entendido, bien Jericó, escuche. ¿ Por qué ellos le siguen?.-


-¿Quienes?-


-¿Venga no sea absurdo? -soltando un media carcajada partida-¡Y contésteme la maldita pregunta!- Su mano derecha, rozo mi cara con rapidez. Las lágrimas empezaron a mostrarse en medida en mis ojos .El miedo acelerando mi respiración y provocando palabras tartamudas, me complicaba más la acción de hablar.- No, no, no lo sé.-

-No lo sabe... ¿O es que no quiere contestar?-

El silencio siniestro de la incertidumbre se apodero de la sala que se interrumpió con el sonido cortante de un cargador introduciéndose en el arma del verdugo.

-Bien, Jericó. Por última vez ¿por qué van a por usted? Por favor, no me obligue hacer cosas que no quiero hacer.-
El temblor había desaparecido, ahora entendía la importancia de mis palabras y si existía aquel Dios que en las escuelas predican, tendría que marcar mis palabras de sinceridad y salvarme la vida.-No lo sé, se lo juro por Dios, que no lo sé, no me mate, por favor, no me mate.-
El sonido claro de una bala acicalando el aire sonó y acto seguido caí al suelo.