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viernes, noviembre 02, 2007

Plegarias a los huesos

En las sombras aguarda en silencio, el aliento helado del acero y la carcajada seca de una calavera infausta, fiel amante del tiempo que pudre y daña a las negras flores del alma. ¿Cuando volverás a visitarme amiga mía?¿Cuanto tiempo me darás, en una simple tregua hasta mi paz? Soy tuyo, desde la cuna y no tengo más deseo de Cronos. Abrázame como hiciste antaño con mis alegrías, esposadme con la tierra y de vuélveme lo amado, esas son exigencias que te impongo y que te ruego. ¿Como levantar la mirada a la oscura neblina del día?¿Como luchar con los infiernos que mis ojos han contemplado? Ese es mi destino acariciar la gloria, con los falsos bocetos de una memoria cansada de recordar lágrimas ya pasadas. Sabed que no amo la vida desenamorada y que mis manos rigen el gesto de un dolor desarmado que en mi jamás será borrado, pues no preciso ya más vida que la impuesta. ! Qué el peregrino rece mis plegarias si es preciso ¡ pero a luz de las farolas y la sonrisa de la luna desaparece bajo el siniestro cuadro de un olor de sangre.