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lunes, noviembre 30, 2009

La precisión del artista.

Sus ojos perdidos asomaban por la ventana, su tez morena y seria, desenfocaba la imagen en un suave matiz de claroscuro donde la canosidad de su pelo era el foco y centro de los ojos que desearan posar su vista en aquel rincón apartado de la sala.
Observante y a la vez distraido, dibujaba en su mente claros pensamientos de vidas inexistentes que la oscuridad de su mente cubría hace sólo un leve instante, ahi nacía la precisión del artista, el que es capaz de ver donde no hay nada que ver, y aquel hombre anciano poseia en silencio el don y la desesperación de su creación, que tanto me asombraba, porque sólo el control de una gran razón podia distinguir al loco de un artista u sólo el control de su mente podia mantener esa suave linia.
Me miró y sonrio, porque hacía tiempo que yo lo observaba en el inocuo silencio de la sala, algo en él era presente en mí y él lo sabía, yo deseaba como él, vivir aquellas lejanas historias, compartir lecho y sabanas con aquellos amores perfectos e imperfectos, reconecer el amor con una simple mirada y hacer mi vida más intensa robando y prolongando el tiempo cada segundo en varias vidas.
Entonces entendí aquella maldición que en mí alma se fraguaba desde mi más tierna infancia, para vivir necesitaba borrar mi rostro y desunificar mis sentidos, ya que como un libro en blanco dispuesto a la escritura será la vida mía, porque deseo amar con más de un corazón, poder odiar con más intensidad que cien hombres, pero eso jamás será entendido por alguien que no sea un igual, por alguien que no vea donde no hay nada.

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