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viernes, noviembre 20, 2009

La princesa que cayó de su trono

Prolonga la noche en cirios rotos, de calles humedas, el sabor y el desazón de una mujer inquieta que ronda las esquinas, allá su mirada perdida en loquece en los tiempos donde el hombre rinde el corazón al hambre voraz de su libido y esa es la comida de tan exaltada mujer que no desea vivir tanto para descubrir que no hay cambio.
Ronda de portal en portal, de coche en coche, de cama en cama, sin hallar felicidad sin ahogar sus lagrimas en sus ojos, yo la contemplo con pasos de un vianante y siento en silencio su pena y su melancolia, entonces sus ojos se cruzan por un leve segundo con los míos y sus lagrimas se hacen las mías y como una princisa que cayó de su trono intenta levantar su reino y su fuerza solo es las ganas de sobrevivir y su debilidad no haber elegido el camino correcto, porque un error puede marcar hasta el más noble ser, como es la mujer.

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