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miércoles, octubre 12, 2011

Entre el Sueño y el Despertar.

Los ojos cansados y en la boca el sabor amargo de una taza de café, el cielo antes oscuro y plagado de estrellas que bañaban con luz los parpados de mis ojos habían dejado paso a un Sol cegador, la cigarrillo en mano se consumía como los últimos días de verano y yo taciturno me perdía en el buen hacer de mis pensamientos.

Recordando cada paso y lugar donde mi vida inexistente para el resto, tomaba su realidad, en los pies de aquel cementerio de recuerdos. Habían pasado años de la perdida más absoluta, del rencor contra los que un día llame familia y a los que ahora desgraciadamente despreciaba, en cambio el amor que llegó con el frió Sol de invierno y aún madura en mi corazón, haciendo el presente más placido, incluso durmiendo las palabras endiabladas que surgían en mi mente, en aquel tiempo donde sólo era una hoja y yo, y nada más.

Hoy recordando esas gestas de mi pasado donde el amor y el dolor desarrollaban innumerables manuscritos y en un paso ligero a la vez de discreto en la vuelta a casa, me dispongo a retomar el arte de la palabra con más fuerza y no abandonar en vano a los pocos seguidores que perdieron una décima de su tiempo en leer a un desconocido, a los que agradezco su compañía durante estos años, y les prometo que el gigante de mi interior que soñaba con su resurgimiento tiene de nuevo un lugar en mi.

Donde los sueños yacen con realidad, donde mi alma descansa al escribir palabras que tal vez nunca sean leídas.