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domingo, abril 20, 2008

El entender de vida

Al encuentro del visitante resplandece la incunia de los ojos que lloran, tras el abismo del raciocinio que los inmortales mundos de mi cabeza desguazan en palabras.

Piedras de templos que ya no componen nada, solo imágenes a medio terminar que al acercarme no comprendo, creer dicen los vivos y sabios, pero incrédulo son los ojos de un sentir que hiere a la propia mente que los proyecta. ¿Como creer en aquellos narcisistas hipócritas? cuando nadie tienes y solo el roce fresco de un ataúd alivia tus lágrimas.

No hago ademán de esta vida y pese a mis quejas el corazón roto no reacciona, imponiéndose a mi voz el canto de las parcas. Esa es la desdicha de la vida que todo hombre a de asumir, la responsabilidad de unos actos eternos que en enloquecerán bajo las olas del tiempo la cordura del ser.

Pues, hombre acostúmbrate a andar entre las desgracias de la vida con la habilidad de los alegres, ya que es preciso el sufrimiento para pincelar con fina tinta de oro esos momentos únicos que hacen de ti vida, tal vez no ames más y el horror se asome a tus ojos vestido de negro, tal vez encuentres aquello que buscas entre la alegoría de las gentes que te rodean, pero jamás rechaces el amor ni el sufrimiento de tú alma, porque eso es dulce vida de ángel.

*incunia: Malestar, llanto